Nuevos tipos de riesgos financieros en una empresa
Expertos en finanzas y grupos como Asobancaria, entidad gremial sin ánimo de lucro que representa al sector financiero de Colombia, coinciden en que los riesgos financieros hoy en día no son los mismos que hace diez años, o mejor dicho, que existen nuevos retos para las empresas en términos de la prevención.
Las razones por las que la situación actual supone retos diversos son por ejemplo las medidas regulatorias y la masiva intervención gubernamental que surgieron producto de la denominada Crisis Financiera de la deuda subprime, la cual trajo requisitos de capital, apalancamiento, liquidez y financiación más detallados y exigentes.
Sumado a esto, otras consecuencias de esto son los estándares más altos para la presentación de informes de riesgos y la disrupción digital a la que los sistemas bancarios se ven enfrentados actualmente, trayendo así una ola de cambios en lo que se define como la gestión y administración de riesgos tradicional. Todo esto desencadenó en el nacimiento de nuevos tipos de riesgo tanto financieros como no financieros.
“En 2007, nadie hubiera pensado que los riesgos y su gestión para el sistema financiero podrían haber cambiado tanto como lo han hecho en la última década. La crisis financiera marcó un punto de inflexión pues, por un lado, evidenció las falencias existentes en la administración de los riesgos a nivel global y, por otro, produjo un tsunami de nuevos requisitos reglamentarios que elevaron los costos de cumplimiento y, como consecuencia de los mayores requisitos de capital y liquidez, redujeron los retornos. Esta nueva coyuntura regulatoria coincidió con un período de lento crecimiento económico, tasas de interés de política monetaria históricamente bajas (y negativas a nivel real en algunos casos) y oportunidades de ingresos limitadas a nivel internacional, que han minado aún más el rendimiento del capital”, detalla al respecto la Asobancaria en su publicación ‘Regulación y gestión de riesgos financieros: una visión comparada’.
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Nuevos tipos de riesgos
En la publicación juiciosa que la Asobancaria publicó como guía para las entidades financieras, esta señala que los riesgos son:
Riesgos de gestión de balance
Esta tiene que ver con cualquier tipo de riesgo asociado con el financiamiento de una organización que afecta negativamente los resultados financieros de esta. En específico, en transacciones que incluyen préstamos en amenaza de incumplimiento, puesto que el modelo de negocio de un banco o entidad financiera supone que sus activos y pasivos no tienen los mismos plazos de vencimiento.
“El desajuste estructural del plazo generado de la transformación de estos vencimientos es un importante determinante del Margen de Interés Neto (NII, por sus siglas en inglés) de la institución. Sin embargo, este desajuste también hace que el banco sea susceptible a cambios o al incremento de la volatilidad en las tasas de interés y su estructura de plazos”, indica la Asobancaria al respecto.
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También existe el riesgo por las nuevas exigencias en materia de capital, apalancamiento, liquidez, y la existencia de tipos de intereses bajos y volátiles, que hoy en día han reducido la flexibilidad en la gestión del riesgo del negocio bancario, lo que en conjunto supone un nuevo riesgo.
Consejo: para administrar correctamente el riesgo de balance, es decir, realizar una buena gestión de activos y pasivos, se deben conocer a profundidad los dos tipos de riesgos principales que lo conforman, como lo son el llamado Riesgo de liquidez y el Riesgo de tipo de interés en el libro bancario.
Riesgo regulatorio
Al estar dentro de Colombia, las empresas del sector deben estar sujetas a la regulación del país, lo que genera zozobra en términos de mayores costos, reducción del atractivo de inversión o modificación del panorama competitivo, si hay cambios trascendentales, afectando a la entidad de manera individual como al gremio financiero en general.
En palabras de la Asobancaria, “bajo este contexto, las entidades financieras han manifestado su preocupación respecto a la excesiva regulación, pues si bien los marcos regulatorios son necesarios para la definición de las reglas de operación de un entorno global que prevenga y fortalezca el sistema financiero frente a futuras crisis internacionales, esto también introduce ciertas rigideces que pueden frenar el crecimiento de las entidades bancarias, ya que estas deben cumplir con exigencias regulatorias en diversos frentes con sus respectivas implicaciones sobre el capital y, por lo tanto, en los niveles de rentabilidad”.
Riesgo cibernético
Este, aunque está definido como un riesgo no financiero, es una amenaza inminente en la actualidad, pues se refiere a la exposición a pérdidas y daños a la que se enfrenta una entidad financiera producto del hurto o uso indebido de los datos de los clientes financieros, así como la denegación o la interrupción de sus servicios esenciales, por medio de ciberataques.
Historia de este tipo se escuchan todos los días, en parte por la falta de consciencia de las personas sobre proteger sus datos personales. Y es que el origen de este tipo de riesgo se debe, en parte, al almacenamiento creciente de datos valiosos, la gran dependencia de las instituciones financieras a los servicios y sistemas digitales y a la innovación digital en canales transaccionales.
Recordemos que entre los casos más comunes se encuentran: phishing (robo de información a través de engaño), malware (robo de información a través de un software malicioso), hacktivismo (ataques con motivaciones políticas), ataques de denegación de servicio (DDoS), ataques persistentes avanzados (APT), entre otros.
Riesgo de contagio
Aunque nos pueda sonar familiar en momentos del covid-19, incluso podría guardar una relación en términos de la expansión de un virus. Este riesgo se a la posibilidad de que los resultados negativos de una entidad financiera se extiendan a otras y provoquen pérdidas en todo el sistema, lo que al final perjudicaría toda la economía. A su vez, puede ser un riesgo porque desde el ámbito local a uno internacional.
“La libre movilidad de los flujos de capital y la globalización de las finanzas experimentada en las últimas décadas pueden transmitir el riesgo de contagio más allá de las fronteras nacionales. Así que, cuanto más conectados estén los mercados, más fácilmente podrá materializarse el riesgo de contagio. Este fue el caso de la crisis financiera de 2008 que, a pesar de gestarse en el Atlántico Norte, resintió a la economía mundial”, señala la Asobancaria.
Riesgo de modelo
Puede ser muy usual que las empresas locales hayan estandarizado sus procesos de digitalización y automatización, además de que un punto que es importante es que gracias a la búsqueda de ganancias en eficiencia operativa, se han popularizado el uso de modelos como una práctica común en diversas áreas del negocio, desde las dedicadas al cumplimiento normativo y la gestión de tesorería, hasta las áreas comerciales.
Por ello, una consecuencia es este tipo de riesgo, que se define como las posibles pérdidas que se pueden presentar como resultado de decisiones tomadas con base en modelos defectuosos, debido a problemas con la calidad de los datos, errores técnicos o simplemente su inadecuado uso.
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