¿Existe relación entre el lavado de activos y los deportes?
Los sectores en los que se mueven grandes cantidades de dinero suelen ser los objetivos ideales para poner en práctica el lavado de activos. Entre todos estos, el deporte se ha posicionado como la opción predilecta porque el mundo le ha dedicado importantes recursos a través de patrocinios, publicidad e inversiones directas con el paso del tiempo.
Existe una creciente comercialización a nivel internacional, transformándose así en un importante mercado laboral donde se realizan grandes inversiones desde diferentes sectores. Frente a este contexto, el deporte se ha posicionado a nivel social y económico como un pilar para incrementar el riesgo de fraudes y su uso como canal para blanquear dinero.
Al tratarse de una actividad comercial, los lavadores pueden usar el deporte para legitimar dinero proveniente de actividades ilegales, ya que sirve como renta financiera para justificar grandes utilidades y beneficios. Este sector también se usa para obtener prestigio social al invertir en deportes populares y asociarse con distintas personas que tienen influencia en este ámbito.
El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) indicó que deportes como el fútbol, el cricket, el baloncesto, el hockey, el voleibol y las carreras de carros, motos y caballos, tienen un mayor riesgo de ser usados para blanquear altas sumas de dinero, debido a sus transferencias de alto valor, transacciones con jugadores, transferencias bancarias transfronterizas, estructuras de propiedad de clubes deportivos, apuestas, entradas, derechos de transmisión, patrocinio, publicidad y manejo de mucho dinero en efectivo.
Un ejemplo se evidencia en el caso de corrupción de la FIFA que se dio a conocer en el segundo semestre del año 2015, cuando se ordenó la captura de nueve dirigentes y cinco empresarios por cargos de soborno, fraude y lavado de dinero.
Según las investigaciones, los sobornos alcazaban una suma de ciento cincuenta millones de dólares y buscaban favorecer patrocinios para Estados Unidos y América del Sur en competiciones organizadas por la FIFA (CONCACAF y CONMEBOL).
Este caso refleja que las vulnerabilidades del deporte frente al lavado de activos son varias y sus impactos se deben medir en relación con el tamaño, estructura de la industria, su nivel local, nacional o internacional y la cantidad de transacciones que procesa. Sin embargo, hay factores de riesgo inherentes a casi cualquier deporte popular, tales como la fácil penetración de su mercado, el complejo entramado de relaciones entre distintos actores de la industria sin ningún tipo de control, la falta de ética profesional, las millonarias transacciones, el alto precio de los jugadores y las múltiples estructuras legales. Además, es común que los clubes menos relevantes o que no tienen suficiente reconocimiento, requieran de inversiones y busquen acelerar su crecimiento con el riesgo de aceptar fondos que provienen de actividades ilegales.
En consecuencia, los organismos reguladores del deporte, autoridades nacionales e internacionales, han expresado su preocupación por la entrada de activos ilegales a la industria y señalan la necesidad de implementar mecanismos de control y sistemas de notificación de transacciones sospechosas utilizados por el GAFI. Esto sumado a una red de Unidades de Inteligencia Financiera generará información relevante para la investigación de estructuras complejas destinadas al ingreso de activos ilícitos en el ámbito de los deportes.